España 2019

I

– Y tú que entiendes de estas cosas ¿cómo podemos acabar de una vez con esta situación? Mira, es que mi mujer y yo ya no aguantamos más: esta niñata extranjera, medio negra, medio mora, que no sabe hacer la “o” con un canuto, que se pasa el día entero con esa música rara por las nubes, que no dice ni media palabra en español, pero eso sí, todo el día con el crío a cuestas, dándole el pecho, en la cama con él… No sabes lo que me entra cuando la veo ahí tumbada con mi nieto en brazos… y mi mujer poniéndoselo todo por delante.

– Pues es difícil, oye, la chica es la madre del niño ¿no? Y por lo que me cuentas, parece que lo quiere mucho, que lo cuida…

– Si yo no digo que no lo quiera, a su manera, claro. Mira: yo lo que quiero es saber qué podemos hacer para que se vaya y nos deje tranquilos. Si, total, ¡es una ilegal que llegó en patera! A saber lo que habrá hecho por ahí. No tiene educación. No sabe hacer nada…Bueno, tú sabes que con mi hijo se acostó una noche y ya está, ni novios ni nada. Pero con tan mala suerte que se quedó preñada la muy… Una tía así cómo va a cuidar bien de mi nieto. Qué futuro le daría. Ninguno. No quiero ni pensar que se lo llevara y que no volviéramos a verlo ¡De ninguna manera!

– Ya, pero hasta ahora no ha hecho más que lo que le habéis dicho, ¿no? Se vino con tu hijo cuando él se aseguró de que era el padre, sin esperar siquiera a que se recuperara del parto. A los dos días me dijiste que salieron de Francia, ¿no?

– Sí y desde entonces ha estado viviendo a nuestra costa.

– Pero allí ella se ganaba la vida ¿no? Tenía familia, amigos… Quiero decir, podría haberse quedado en París con su hijo…

– Pero hombre ¡por Dios! yo qué sé lo que habría hecho con él. Entiéndelo, es el hijo de mi hijo, sangre de mi sangre. Nosotros no íbamos a permitir que estuviera por ahí, lejos de nosotros, criándose como un musulmán de esos que luego vete tú a saber si no acaba viniendo a poner bombas aquí. Con tanta tontería que le meten en la cabeza y que hay que aguantarle a la niña: que si no come cerdo, que si un mes sin comer… Claro, para mi hijo es más fácil, él se va el lunes al trabajo y ya no vuelve hasta el viernes, y a veces se tira semanas sin aparecer. Y ahí tienes a mi mujer que un día de estos va a caer enferma soportando a la loca esa. Ya va para dos meses así. No podemos más, de verdad. Tienes que ayudarnos.

– Pero no es fácil quitarle a una madre su hijo…Si ella lo maltratara, o lo abandonara… entonces sería otra cosa.

– Bueno ¿y no se la puede denunciar por ilegal y que la echen del país? Ella no tiene papeles, ni ninguna familia aquí.

– Aparte del niño…

– Sí, claro, el niño, pero digo yo que su padre, que es español, con trabajo, tendrá más derechos ¿no?

II

-Sí, sí, ya lo sé. Tu padre me lo ha contado todo. No veas tío. Qué mal rollo. Total, todo por una noche…

– Ya ves. Tú sabes cómo es eso: de permiso, discoteca, muchas ganas de marcha y estas tías que se ponen como locas con un par de copas. Una sola noche y me sale con el cuento de que está embarazada y que el niño es mío. Yo al principio no me lo creí, ya verás tú, a saber con cuántos se habrá acostado, pero ella venga decirme que si solo yo, que si luego me voy a arrepentir. En fin, que ante la duda, me planto allí cuando nace y, claro, lo primero le hago la prueba de ADN. No veas, tío, cuando vi que sí, que era mío…las lágrimas me corrían por la cara de una manera…Y mis padres, ni te cuento: como locos estaban, su primer nieto y además varón. Total que ya estaba todo decidido: era mi hijo y se venía conmigo. Tú verás, no lo voy a dejar allí, en un piso de la asistencia social. Por mucho que ella dijera que estaba muy bien atendida y que los querían mucho allí… Que no, que mi hijo se venía y si tenía que cargar con ella, pues hecho.

– Bueno ¿y qué pensabas hacer una vez aquí? Tú trabajas fuera ¿no?

– Sí. La verdad es que no lo tenía nada claro. La convencí diciéndole que tendría un piso para ella y el niño, que le arreglaríamos los papeles, que seríamos como una familia, pero que hasta entonces tendría que estar en casa de mis padres. Un rollo, la verdad. Entre que yo no lo tenía claro y que ella no se entera muy bien de las cosas porque apenas habla español… Total, que nos vinimos los tres, pero al llegar aquí todo fue de mal en peor, la casa es un infierno, así no se puede vivir. Ella no hace lo que se le dice, duerme siempre con el niño, que un día lo va a ahogar, no obedece a mi madre, todo lo hace mal…Esto es insoportable, de verdad, insoportable.

– Joder, tío… Pues no sé… Como te dije, conozco a uno que me parece que ha conseguido que un hombre en una situación parecida a la tuya, se quedara con el niño. Hablo con él y a ver si os puede echar una mano. De verdad, tío, qué complicado que es todo. Ánimo, hombre, que ya verás cómo se soluciona…

III

– Lo dicho: seguís la vida lo más normal posible. Aguantando, que ya sé que es difícil, pero es solo hasta que tengáis el papel en vuestra mano. Luego, una vez que el juez lo ponga por escrito, todo arreglado. Ya podéis ponerla de patitas en la calle, que ella no va a poder hacer nada. Y otra cosa: nada de dejarla salir sola con el niño ¿eh? No sea que se huela algo y se quite de en medio con él y ya la hemos liado.

– No, no. Si desde que llegó no la dejamos salir sola con el niño ni a la puerta de la calle. Ya verás tú. Ni mucho menos. Le da por robarse al niño…

– Bueno, no sería un robo precisamente y por eso hay que tener mucho más cuidado, porque si además de no poder salir con el niño sola, las cosas no son como ella esperaba y todo eso, más fácil que pueda quitarse de en medio…Vamos a repasarlo de nuevo ¿de acuerdo? Tú me pasas esos documentos que dices que tienes…

– Bueno, aún no los tengo, pero yo se los cojo sin que ella se dé cuenta, los fotocopio y los devuelvo a su sitio.

– En cuanto los tengamos se los pasamos a los abogados y montan la demanda. Para que lo entandáis: como van a pedir medidas cautelares urgentes por abandono de un menor, no creo que el juez tarde mucho en fijar la vista…

-Pero ella no se ha despegado del niño y duerme con él todas las noches…

– Pero eso no lo va a saber nadie más que vosotros. A ver, ella no va a recibir la citación para la vista porque no tiene otro domicilio más que este y aquí ya te encargas tú de asegurar en la demanda que no vive, que se largó poco después de nacer el niño. Está desaparecida. Además, una irregular, con posibles antecedentes en su país…

– Bueno y lo de que tenía mala conducta y eso… digo para apoyar que no puede ser una buena madre…

– Sí, sí, eso también lo metemos. No te preocupes. Ya hemos hablado con la trabajadora social del centro ese donde estuvo y nos ha confirmado que era problemática. Lo ponemos todo en la demanda, no te preocupes, va con nombre y apellidos de la profesional, que no hay problema. Total, nos lo ha dicho ella, ¿no? Pues ya está. Ella verá lo del deber de confidencialidad y esas cosas, es una experta, ella sabrá… Mira, no le des más vueltas, que el juez lo va a tener claro. Una indocumentada, sin familia, sin trabajo, sin recursos, sin hablar español, esa desgraciada lo más normal es que se marchara a Francia sin importarle la criatura. Ya verás que tampoco la buscan mucho.

FINAL

Cuatro meses más tarde, la llamada de teléfono de un hombre mayor lleva a la policía hasta una casa donde arrancan a un bebé de seis meses del cálido pecho que lo ha amamantado desde que nació, de los brazos de su madre. A ella se la llevan. Un juez, al que han engañado astutamente, ha dictado un auto quitándole la patria potestad de su hijo. Los abuelos tienen el documento en sus manos. La echan del que había sido su único hogar en este país hasta entonces. El Instituto Andaluz de la Mujer sabía de ella. Los Servicios Sociales del Ayuntamiento también.

La dejan en la calle, sola, como basura, sin su hijo, sin nada…

Acaba de cumplir 24 años.


Esto es una recreación totalmente ficticia de tres diálogos que nunca se dieron. La historia que hay detrás es enteramente cierta.

El final, también.

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