Hartas del acoso de ciertos «pro-vida» que no lo son

Parece ser que un grupo de rezo se ha dado cita durante 40 días a las puertas de un centro médico ginecológico de Málaga para llevar a cabo su plegaria ininterrumpidamente de 9 de la mañana a 9 de la noche.

El objetivo de tanta oración no es otro que acabar con el aborto.

Y digo yo: si, como sostiene su fe, Dios está en todas partes ¿por qué no se van a rezarle a todos esos lugares destinados a tal fin que tienen distribuidos por toda la ciudad y que sostenemos con nuestros impuestos todas las personas, incluidas las que jamás vamos a las iglesias a participar de sus ritos?

¿Es que no confían del todo en ese don divino de la ubicuidad (ni en el poder de la oración, me temo) y tienen que recurrir a la disuasión mediante el acoso directo a pacientes y a profesionales que actúan bajo el paraguas de la ley?

Que se vayan a rezar a las puertas de la parroquia de algún cura del «clan de los Romanones». A ver si acabamos con la pederastia de ciertos religiosos, cuyos abusos y violaciones a menores, por cierto, sí constituyen un delito, por mucho que en este país prescriban convenientemente para ellos y contra toda lógica.

Que se vayan a rezar a esos centros religiosos donde aparecen cientos de cadáveres de niños ocultos en fosas. Seguro que, si se esfuerzan un poco, encuentran motivos para orar.

¡Que recen, que recen!

Que recen todo lo que quieran, que no paren de rezar.
¡Que llenen sus templos y no salgan de allí hasta que sus rezos surtan efecto!

Pero que lo hagan lejos de nosotras. Que se alejen de las mujeres que acuden a los centros médicos con todo su derecho. ¡Ya está bien!

¿Acaso vamos nosotras a repartir panfletos en favor de la interrupción voluntaria del embarazo a la salida de sus misas?

Nadie les obliga a defender el aborto, ni mucho menos a practicarlo.

¡¡Que nos dejen en paz, que estamos ya muy hartas!!

2 comentarios

  1. Quitarnos los derechos a la libertad y a ser personas, a decidir, que tanto trabajo ha costado conseguir, eso pretenden con sus rezos.
    Si tan preocupados están por la vida y tan «acogedores» hacia «su verdad», que recen por la igualdad hombre y mujer en la iglesia católica. Que recen para que haya mujeres curas, papas, etc.
    Que nos dejen de ver como vasijas para tener sus fieles y servirles a ellos y a dios; o al menos ¡QUE NOS DEJEN EN PAZ!

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