#QuédateEnCasa cuando no tienes casa

Foto de «El Mundo»

Cómo te quedas en casa cuando no tienes casa en la que protegerte y guardar la cuarentena.

Artículo 47 de la Constitución Española: Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada.

Esta crisis deja a la vista, más que nunca, las carencias del «estado del bienestar». En nuestras calles solíamos ver a personas andando por las calles de manera silenciosa (o a voces, lanzando improperios, en algunos casos) con todas sus pertenencias encima. A veces con un perrete a su lado. Formaban parte del paisaje. Con frío o con calor malvivían en una ciudad inhóspita, sentados en bancos antipersonas, sobre colchones improvisados con cartones en cajeros o en rincones un poco más abrigados.

Ahora que nos piden que nos quedemos en casa, dónde se quedan estas personas?

Este hilo en twitter de @SinTechoMadrid  es muy clarificador.

 

Os dejamos unos artículos para leer

(leer en Afroféminas) … Pero a mi los que me preocupan son las gentes de los márgenes, los invisibles. Me preocupan esos a los que las medidas del gobierno ni los rozan, y que si están expuestos siempre a las cosas más horribles, además de a las mayores injusticias, ahora están solos y nadie se acordará de ellos. La seguridad médica no llega a todos.

Me preocupan los manteros que van a perder su sustento, pero que no podrán reclamar ayudas ni reducción de cuotas, ya que malviven sin papeles en las calles de las grandes ciudades. Las terrazas vacías y los bares desiertos significan poner la palabra hambre encima de su mesa.

(leer en El Confidencial) Las autoridades piden que los ciudadanos permanezcan en sus casas para cuidarse ellos mismos y para paliar una rápida y más amplia propagación del coronavirus. El presidente Pedro Sánchez sostenía este viernes, mientras decretaba el estado de alarma, que “el heroísmo” consiste ahora en “lavarse las manos, en quedarse en casa y en protegerse uno mismo para proteger al conjunto de la ciudadanía». Al mismo tiempo, en redes sociales como Twitter e Instagram se han hecho populares las etiquetas #QuédateEnCasa y #Yomequedoencasa que emulan los ‘hashtags’ #rimaneteacasa o #iostoacasa de Italia.

Pero, ¿qué ocurre con las personas que no tienen un hogar? ¿Qué pensarán las decenas de miles de sintecho que como Antonio Pozo recorren las calles de España si les mostramos los tuits de Begoña Villacís, vicealcaldesa de Madrid, de Meritxell Batet, presidenta del Congreso de los Diputados, del resto de políticos, famosos y ciudadanos que teclean este tipo de eslóganes para combatir el Covid-19 en un alarde de bonhomía…

(leer en Málaga Hoy) «Ante tanto mensaje de que debemos de quedarnos en casa queremos poner el foco en las necesidades de un colectivo que no puede quedarse en casa y reclaman a las administraciones una cobertura específica ante esta urgente necesidad», concluyen.

( leer en Público) Los sintecho de Atocha viajan a ninguna parte. Ha vuelto la lluvia y ellos se sientan a la vera del jardín botánico. Plantas tropicales que medran en el antiguo apeadero, donde se siguen bajando cada día quienes no tienen casa. Una estación para cada estación: la antaño llamada del Mediodía refresca en verano y templa en invierno. Ahora, que ni se sabe qué tiempo es, seca las ropas húmedas en el andén de la supuesta primavera, porque en vez de salir el sol nos ha salido el coronavirus.

Germán tiene sesenta y cinco años, aunque algunos años pesan más que otros. Él parece ligero de cuerpo, pero esconde un fardo dentro. Lo insinúan los pliegues de su cara, que no son arrugas sino cuerdas. Se lleva la mano a la cara, tira de una y desenvuelve su vida…

(leer en Público) Los que no tienen nada son los más afectados por las medidas decretadas por el Gobierno, que hasta ayer no anunció sus planes para proteger a este colectivo. La mayoría de comedores sociales de Madrid cerraron hace días para frenar la pandemia y le han seguido los del resto de España. Algunos siguen repartiendo comida sólo para llevar, pero no todos, precisan varias asociaciones.

No obstante, su rutina y sus pequeños santuarios han dejado de existir tras la entrada en vigor del Estado de alarma. Han cerrado parques, bibliotecas, centros cívicos y un sinfín de espacios que les daban diariamente una tregua ante la dureza de la calle…

No tenemos solución para esto, pero la situación que estamos atravesando, no debiera dejarnos indiferentes. Hemos de repensar este mundo y ver, si cuando esto acabe, queremos que todo siga igual.

Un abrazo a todas.

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